miércoles, 1 de septiembre de 2010


Detrás de dos comprimidos de madera, mis ojos alcanzan a ver el mundo fantástico que su ser  ha decidido no sólo crear, sino también conservar. Tres insectos encartonados resguardan el cielo rosa y el tag mal hecho color azul, algunas tortugas que antes fueron trabajos escolares se asoman por los rincones. Un castillo de piedra pomez, y foquitos navideños fuera de época. Así es el lugar que la rodea y la ve existir de vez en cuando. Decidió conocer el mundo mientras recorre los bordes de su espacio interior. Despierta agitada y conmueve a los espectadores.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta bien bonito lo que escribiste, me hace llorar. Me conmueve tanto estar exiliada en el olvido...